En La Habana podrás experimentar un auténtico viaje en el tiempo y a través de la historia paseando por sus calles, repletas de joyas arquitectónicas, a cada paso, detrás de cada esquina te sorprenderá un palacete colonial, un edificio modernista o una iglesia barroca… a veces relucientes, a veces acusando el paso de la inverosímil historia de esa ciudad, pero siempre cautivadoras. “Habanear” es pasear por La Habana sin rumbo fijo, dejando que sea la ciudad la que salga a tu encuentro, descubriéndose para ti, quedar envuelto por su embrujo, por sus contradicciones, por su misterio, por sus penas y sus alegrías indescifrables… tomarte un daiquiri o un mojito en una de sus terrazas y sin saber que lo que te hormiguea en el es la mezcla del amargo arrepentimiento por no haber venido antes y el dulce propósito de regresar tan pronto como puedas.
Pero Cuba es mucho más que La Habana, si te adentras por la Cuba interior, la auténtica Cuba, lo menos importante será tu destino y cuándo llegues. Sólo desearás que el viaje no acabe para seguir contemplando el encanto colonial indescriptible de Trinidad, el ambiente cautivador de Cienfuegos, la belleza tropical de sus campos y paisajes, la majestuosidad de su Sierra Maestra, el son inconfundible de Santiago o las playas de postal de los cayos.
¿Qué Caribe buscas?
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