Existe un lugar en el que, hace muchos años, los dioses convivían en armonía con los humanos. Un lugar donde el árido desierto se fundía con las cristalinas aguas de un río lleno de leyendas. Un lugar sin fronteras, donde asiáticos, europeos y africanos compartían experiencias y se sentían parte de una misma civilización… Ese lugar se llamaba, se llama y se llamará Egipto, y algunos de sus más célebres personajes, como Cleopatra, Ramsés y Horus esperan, ansiosos, tu llegada. ¡Adelante!
Descubre el antiguo Egipto
bienvenido a la tierra de los faraones
Las sobrecogedoras Pirámides de Guiza
Templos que te harán vibrar
El Cairo una ciudad asombrosa
Las sobrecogedoras Pirámides de Guiza
Seamos sinceros: cuando pensamos en Egipto, por mucho que intentemos concentrarnos en otra cosa, la silueta de las pirámides de Guiza es la primera imagen que acude a nuestra mente. Y no es para menos, ya que estamos hablando de uno de los enclaves más visitados, fotografiados y célebres, no solo de la República Egipcia, sino del mundo entero.
Consideradas una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, y declaradas oficiosamente la octava del Mundo Moderno, las pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos se encuentran unos 20 kilómetros al sur de El Cairo, y forman parte de la Necrópolis de Guiza, junto a la Gran Esfinge y otros templos y pirámides de gran antigüedad y aún mayor relevancia histórica. El conjunto de las tres pirámides, más la Gran Esfinge y el resto de las edificaciones de la necrópolis, da lugar a una imagen verdaderamente espectacular, de esas que se quedan grabadas para siempre en la memoria de cualquier viajero.
Su antigüedad, que supera los 4.000 años; su tamaño, que en el caso de la Pirámide de Keops es de más de 136 metros de altura y más de 5 hectáreas de superficie; su importancia arqueológica, y el espectacular marco en el que se hallan, en pleno desierto y rodeadas de las brillantes y misteriosas arenas del Sahara, convierten a las Pirámides de Guiza en un enclave que todos, absolutamente todos, deberíamos visitar al menos una vez en la vida.
Templos que te harán vibrar
Si, en este momento y en este lugar, estás leyendo estas líneas, lo más probable es que nunca hayas estado en Egipto, aunque también es muy posible que hayas oído hablar de Luxor, de Karnak y de Abu Simbel. De modo que la pregunta es la siguiente: ¿Cómo se explica que conozcas el nombre y algunas de las características de los templos más destacados de un país que nunca has pisado? Muy sencillo: porque son enclaves de fama universal, de relevancia arqueológica fundamental, y de una belleza sobrecogedora y trascendental.
En los alrededores de la antigua ciudad de Tebas se encuentran los templos de Luxor y de Karnak, dos impresionantes santuarios dedicados al Dios Amón que constituyen una especie de gigantesco museo al aire libre. Ambos fueron declarados, en el año 1979, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, como parte de un conjunto denominado “Antigua Tebas con sus necrópolis”. Para muchos, son los complejos religiosos más importantes de la civilización egipcia.
Abu Simbel es, sin duda, otro de los puntos clave de la geografía egipcia, al menos en lo que se refiere a su patrimonio histórico. Se halla en la orilla occidental del Lago Nasser, dentro de la región conocida como Nubia, al sur del país. A mediados del Siglo XX, este conjunto de templos fue trasladado, piedra a piedra, a otro emplazamiento, debido a la construcción de la célebre Presa de Asuán.
Aunque los de Luxor, Karnak y Abu Simbel son los templos más conocidos y visitados de Egipto, existen muchos más, como el de Horus, en Edfú; los consagrados a los dioses Sobek y Haroeris, en Kom Ombo, o los que se encuentran junto a la orilla del Lago Nasser, en las proximidades de Abu Simbel: Kars Ibrim, Amada, Wadi El Seboua y Dakka.
El Cairo una ciudad asombrosa
La capital de la República Egipcia es, efectivamente, un sitio asombroso, y lo es por un sinfín de razones. En primer lugar, por su tamaño: sus casi 18 millones de habitantes la convierten en la ciudad más grande del mundo árabe y del continente africano, y en una de las diez urbes más pobladas del planeta. Pero también por su incomparable patrimonio histórico y cultural, por su animado ambiente, por sus templos, mezquitas y edificios monumentales, por sus mercados y bazares, por la amabilidad y hospitalidad de sus habitantes… Su nombre significa, literalmente, “la fuerte”, aunque hay quienes escogen traducciones más rimbombantes, como “la invencible”, “la poderosa” o “la victoriosa”. Es oficialmente la capital de Egipto desde 1952, y su centro histórico ostenta la categoría de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1979.
De los miles y miles de viajes que tienen Egipto como destino, casi el 100% dedican al menos dos o tres jornadas a conocer la capital del país. Y lo cierto es que, una vez habiendo recorrido los lugares más emblemáticos de El Cairo, no es de extrañar que sea así, ya que esta ciudad atesora tantos enclaves dignos de ser visitados que apenas es posible disfrutar de todos ellos en solo un par de días.
En un buen recorrido por la capital de Egipto no debería faltar un paseo por las callejuelas de los barrios copto y cristiano; una visita al ineludible y apasionante Museo Egipcio de El Cairo; una sesión de fotos en la pintoresca y divertida Ciudadela de Saladino, y unas compras en el célebre Mercado de Jan el-Jalili.
Si, además de todo eso, queda tiempo para más, algunos de los puntos clave de la ciudad son la Mezquita de Alabastro, la Iglesia Colgante o de Santa María, el Monasterio de San Jorge, la Fortaleza de Babilonia, la Puerta de Bab Zuwayla o las mezquitas de Ahmad Ibn Tulun y del Sultán Hassan.