La República Dominicana, a su vez, tiene en común algunas características, pero es muy diferente a México o a Cuba como destino caribeño. Comparte con ellos la calidez de su clima, su verano infinito, sus playas —estrellas de Instagram—, la simpatía de sus gentes, pero añade un plus de diversión espontánea y divina chifladura. En Punta Cana no tendrás ocasión para aburrirte ni de día en el hotel ni de noche por sus calles, pues te ofrece muchísimas posibilidades para tomarte un trago y comenzar a iniciarte en los ritmos caribeños en cualquiera de sus abarrotados bares y discotecas. Dominicana es, ante todo, un sitio desquiciadamente divertido, pero también te sorprenderá con la belleza desbordante y desconocida de sus parques naturales, como los mogotes de los Haitises en Samaná o las playas de ensueño de Bahía de las Águilas, las Dunas de Baní, sin olvidar la capital, Santo Domingo, que encierra un centro colonial repleto de historia centenaria y encanto, y otros lugares increíbles y de obligada visita como los Altos de Chavón y su preciosa marina, o los pintorescos pueblecitos de pescadores de sus costas, como Boca de Yuma, Bayahíbe, Sosúa o Cabarete, repletos de todos los encantos.