Marrakech
En Marrakech está prohibido aburrirse. Los colores, la arquitectura, los zocos, los ardientes atardeceres, el canto del muecín son los aspectos que atraen a millones de visitantes cada año. Pero Marrakech es también la ciudad con la vida nocturna más ferviente y enérgica de todo el norte de África. Cuando el sol, después de haber cumplido con su deber de cálida joya dándole a la ciudad una luz única, se derrite en el horizonte, el cielo comienza a teñirse de un azul profundo, el aire se vuelve más fresco y una atmósfera de misterio y vivacidad corre por los callejones de la Medina (ciudad vieja) y Gueliz (ciudad nueva). Imperdible una cena en un restaurante típico con animación de espectáculos folclóricos y danza del vientre y la degustación de platos típicos marroquíes como el sabroso tajine de pollo al limón, la clásica pastilla de postre y para terminar un delicioso té de menta y el sabor de los mejores dulces de la pastelería marroquí.