Palacio De Topkapi

El Palacio de Topkapi fue la residencia de los sultanes otomanos durante cuatro siglos. Dentro se pueden apreciar los pabellones, cocinas, cámaras de audiencia, el tesoro y quioscos edificados alrededor de una serie de patios. A unos metros, también se pueden visitar la Cisterna de Justiniano, espectacular depósito de agua bizantino, cuyo techo descansa sobre 336 columnas y que guarda dos enormes bloques de piedra esculpidos bellamente en forma de cabeza de Medusa.

Mezquita de Suleiman

La mezquita de Suleiman se impuso a la dificultosa orografía del Cuerno de Oro con elegancia, lo que combinado con sus dimensiones la convirtieron en uno de los edificios de mayor impacto visual, visible desde casi todos los puntos de la ciudad.
Es la mezquita más grande de Estambul, la más famosa de las más de quinientas obras de Mimar Sinan. Claramente inspirada en Santa Sofía, fue construida entre los años 1550 y 1557 y su recinto ocupa más de 70.000 metros cuadrados. Bellísima por dentro y rodeada de jardines que hacen de sus exteriores una visita indispensable.

Hierápolis

Fue una antigua ciudad grecorromana y bizantina construida aprovechando las aguas termales que surgían del suelo, ya en los siglos II y III era lugar de descanso y retiro.
Hoy en día aún se pueden contemplar varias de sus construcciones; la Necrópolis, uno de los cementerios más grandes y mejor conservados de Turquía, las Termas del Norte que nos llevan hasta la Puerta de Domiciano la que fue la gran entrada a la ciudad y desde donde arranca la gran Vía Columnada que atravesaba la ciudad de norte a sur y que todavía conserva parte de pavimento original, el templo de Apolo y por supuesto su teatro, una maravilla del siglo II.

Santa Sofía

Se encuentra en el punto más alto de Estambul y esto hace que sea la imagen panorámica más vista de la ciudad. Es el símbolo de Estambul, funcionó como iglesia durante más de 900 años hasta que fue convertida en mezquita durante el imperio otomano. En 1935 la transformaron en un museo y en el año 2020 ha vuelto a ser convertida en mezquita.

Gastronomía

Degustar la gastronomía de un país es una maravillosa manera de apreciar su cultura. Los turcos tienen la habilidad de convertir una humilde verdura en un plato exquisito y al contrario de lo que se cree, el ingrediente principal mantendrá su sabor, no se esconderá entre salsas o especias.
Es imprescindible degustar el Kebab, la versión turca, saludable y tradicional de la comida rápida, la parrillada “ızgara” que seguramente incluirá chuletas de cordero y albóndigas “köfte” y por supuesto los “dolma”, verduras rellenas de arroz o carne.