Esta filosofía vital propone que seamos nosotros quienes marquemos el ritmo y tomemos el control de nuestro tiempo, priorizando y favoreciendo aquellas actividades que nos relacionan con las personas, que nos ayudan a empatizar con los demás y nos abren al disfrute de las pequeñas cosas, de cada momento.
Bien… pues eso es viajar al Caribe: el turismo de la calma, que nos hará descubrir esa manera pausada que tiene su gente de llegar a la felicidad, una serenidad que nos permitirá disfrutar despacio de ese paraíso y llenarnos de alegría y relajación.
Olvídate de apretados itinerarios, de las listas de lugares que visitar para hacerte el enésimo selfi entre empujones, de volverte loco buscando restaurantes recomendados donde comer, de los madrugones intempestivos y de las colas en las entradas… ¡que tu único guía sea el placer de disfrutar el paraíso sin ataduras, ni inquietudes ni obligaciones!
Ya sabemos lo que es tener que parar, ahora por fin toca disfrutar de nuevo de la verdadera tranquilidad. Si lo que buscas es esa calma y desconexión… vente al Caribe, te enganchará.
Dicen que la vida es un viaje:
¡¡vive más vidas viajando!!