Fernando de Noronha

A principios del siglo XVI, el rey Manuel I de Portugal ordenó llevar a cabo una expedición al Brasil bajo las órdenes de los exploradores Gonzalo Coelho y Américo Vespucio, financiada por el comerciante portugués Fernando de Noronha. Cuando desembarcaron en 1503, Vespucio afirmaría: “…El paraíso está aquí. Hay infinitas aguas e interminables árboles; los pájaros vienen y comen dócilmente de la mano…”. Y estaba en lo cierto, Fernando de Noronha es un archipiélago enclavado en medio del océano Atlántico formado por 21 islas e islotes de una belleza extraordinaria y salvaje. Sus aguas cristalinas, arenas doradas, puestas de sol infinitas y la diversidad de su fauna marina, hacen honor a su apodo: la esmeralda del Atlántico. Algunas de sus playas están entre las más hermosas del mundo como la de Praia do Sancho, Baía dos Porcos o Cacimba do Padre, el paraíso para los amantes del esnórquel y el buceo. Ten en cuenta que, para conservar este entorno privilegiado, el número de visitantes está restringido a 500 personas al mismo tiempo, razón por la cual hay que pagar una tasa de preservación medioambiental y reservar con bastante antelación.

Buceo en Roatán

Al norte de la República de Honduras, se encuentra el archipiélago de las Islas de la Bahía que está formado por tres islas principales: Utila, Guanaja y Roatán, esta última la más grande e importante de las tres y que en lengua Pech significa “reino celestial”. Sus playas de finísimas arenas blancas, sus cristalinas aguas de un color turquesa casi irreal y su extraordinaria biodiversidad marina, conforman el segundo arrecife coralino más grande del planeta, solo superado por la Gran Barrera de Coral australiana. Bajo sus aguas, se esconden extraordinarios tesoros que producen una irresistible atracción tanto a principiantes como a expertos: misteriosos paisajes esculpidos por corales, esponjas y gorgonias, peces tropicales de increíbles colores, cavernas y pecios llenos de historia, tiburones de arrecife y barracudas, mantarrayas, tortugas gigantes y, sobre todo, entre febrero y abril, el majestuoso tiburón ballena. A estas alturas, seguro que estás deseando hacer las maletas y salir volando hacia este reino celestial. ¿Despegamos?