Si subes a la cima del pico del Corcovado, a 710 m de altura, te darás cuenta por qué a Río de Janeiro se la conoce como la “cidade maravilhosa”. Exuberantes montañas boscosas bordean la ciudad, relucientes playas trazan la costa y una serie de pequeñas islas se encuentran dispersas a lo largo del paseo marítimo. Lejos de ser un mero telón de fondo cinematográfico, las playas de Río han seducido a los visitantes durante mucho tiempo y son para los cariocas un enorme patio de recreo gratuito y abierto a todos, que ofrece diversión sinfín en forma de fútbol, voleibol, surf, comer, beber o simplemente relajarse en medio del desfile de gente.